martes, mayo 02, 2006

Stefan Zweig

"Al día siguiente te instalaste, pero, por mucho que estuve espiando, no te pude ver el rostro. Esto aumentaba mi curiosidad. Finalmente, al tercer día te vi y la sorpresa fue conmovedora. Eras tan distinto, con tan poca semejanza a mi imagen infantil de un dios paternal... Vestías un encantador traje deportivo marrón claro y subías la escalera de dos en dos, con tu juvenil e incomparable estilo. El sombrero lo llevabas en la mano, por lo que, con indescriptible sorpresa, pude ver tu radiante y despierto rostro y tu cabello lleno de vida. Me asusté de lo joven, guapo, esbelto y elegante que eras. Es extraño que en ese primer segundo pudiera descubrir eso que en ti me sorprende y sorprende a los demás. Vi que eras dos personas en una: un joven ardiente, impulsivo y aventurero, y, al mismo tiempo, en tu arte, un hombre enormemente serio, responsable, cultivado. Sin darme cuenta percibí algo que después vieron todos, que llevabas una doble vida, una vida con una superficie abierta al mundo y otra en la sombra, que sólo tú conocías. Esta profunda ambigüedad, el misterio de tu existencia, me atrajo desde el primer momento..."

(Carta de una desconocida. Fragmento.)

3 comentarios:

el ocaso de los dioses dijo...

Quien lo escribio? Me gusto esa carta, describe con detalle el sentimeinto ardiente que siente uno cuando ve a una persona que ha esperado mucho tiempo, me intriga..............

Anónimo dijo...

Encantada de tu visita. El autor es el que aparece en el post, arriba. Suerte en tu blog. Cuéntame más, si lo deseas a mi correo. Saludos desde España.

el ocaso de los dioses dijo...

Visita mi pagina, pero antes que nada me gustaria hacer un comentario acerca de tu carta, inspiradora, a mi paso algo similar, es como si se te subiera la sangre por todo el cuerpo hasta llegar a tu cabeza. Es quedarte inmovil sin hacer si quiera uin movimiento con los ojos, se siente y se mezclan muchos sentimientos, y lo primero que llega a tu cabeza es solamente el.Es presioso.