lunes, junio 25, 2007

la sonrisa izquierda

La sonrisa izquierda,
alta en la noche cálida.
No sé cuándo la hallé.
Parpadeante,
intermitente con el cerrar de tus ojos
en el momento exacto
de tu sonrisa.
Alzas el labio inferior
desafiante, tan dulce.
Manjar de tu rostro.
Ya puedo dormir desnuda.


(22-6-2007)

miércoles, mayo 30, 2007

el hombre de mi sueño

El hombre de mi sueño viste un simple bañador y va directo a la piscina. Le veo delante de mí, voy con traje de chaqueta y me quito los zapatos para poder caminar sobre los charcos en las baldosas claras. Ha empezado la temporada de baño pero yo no estaba preparada. Venía de visitar un museo noble, tal vez privado pues la entrada costaba bastante. A través de los ventanales se veía un merendero de madera, con camareros ajetreados. Visitaba las salas majestuosas y al final estaba el club deportivo. Maravilla. Un museo con piscina. En el sueño me preguntaba los posibles daños que podría causar a las obras de arte el mantenimiento de las instalaciones deportivas, los gritos de la chiquillería cuando jugaban por el césped, cuando se tiraban a nadar. ¿ No era compatible? Por ello sería la elevada entrada que incluía un todo de deporte y arte. Se podría admirar la pintura mientras la vida real estaba al lado, la comida, los juegos, la naturaleza boscosa. Pero, y las humedades del riego, de la evaporación del agua durante el invierno, podrían suponer un problema de conservación a las obras de arte. Quise recuperar mis zapatos pero no los encontraba. El hombre de mi sueño es real y le gusta la idea de bailar salsa. Yo en cambio prefiero el hip hop. El abraza impetuoso la vida, es deportista, analista y razonable. Yo, sensitiva, rozo la existencia maravillándome en la mirada, bordeando la linea de su piel. El entra. Yo me deslizo. El misterio de la compatibilidad de los seres es difícil de comprender. Más allá de nuestro pensamiento existe algo inexplicable que une y separa, que enlaza y distancia. Algo fluido como el agua mezcla los diferentes cuerpos en el mismo medio. Hasta que se hiela. Y cuando hay calor, incluso flechas entre unos y otros, la distancia se acorta. Sólo el silencio acaba con el lazo maravilloso que supone convivir en paz. La interacción crea y la desunión destruye. Uno contrarios para que la vida parezca más bella y el resultado es único. Tú y yo, tan diferentes, gozando en el mismo tiempo. Perennes y mutables.

miércoles, mayo 09, 2007

Málaga


Entreví la ciudad a medida que se dejaba ver a través de la carretera -es decir, autovía- que como sólo una sugerente mujer puede hacer deslizar la mantilla a través de la espalda y escote... poco a poco y con suavidad se veían sus edificios entre colinas engarzadas por la línea del horizonte azul. Me gustó.

Me gustaron sus callejuelas, el aire templado de noviembre, el sol que me cubría el rostro de un modo diferente al de aquí. Hacía tiempo que pensaba en ella, en su derecho a crecer, cuando yo ya había visto desarrollarse a la otra dama del Guadalquivir. Ella, ahora justamente, alza su cabeza orgullosa, demandando la atención que antes no le han concedido. Y vi la posibilidad de hacerme con ella, de poder habitarla un día.

Conocí los museos, los dos que me interesan. El del pintor universal y el del mercado fascinante. Paseé por aquellas urbanizaciones de los setenta, entre gentes diversas a las de aquí, con costumbres distintas. Más de dos años después el destino o como los dioses hayan decidido, puedo acariciarla de un modo original, sin vivienda y sin hotel, de la mano de mi querido amante. De modo inesperado ella ha entrado en mi vida, aunque todavía no plenamente.

Esta noche he encendido tres velas, irregulares, viejecitas ya. De repente ha venido esta minúscula idea de la bella señora del mediterraneo. Mañana me espera engalanada de sol y mayo. La energía ha vuelto, la ilusión se renueva, el verano se acerca con pasión y me dejo querer como nunca he soñado. Espero que un día me acoja en un abrazo estrecho y me deje dormir en su mejor estancia. Y despertarme con él.

miércoles, abril 11, 2007

un año por el blog

Me aferro a las sensaciones que esta tarde me ha procurado el paseo bajo la lluvia en la ciudad. Refugiada en la cálida librería Céfiro, donde hago acopio de libros y charlo de autores en el querido ambiente familiar. Por los cambiantes perfiles de la Encarnación, me sorprendo ante las tiendas que se transforman en otros negocios... la gente camina apresurada o tranquila, yo floto por un día en la paz transitoria que busco sea más duradera en estos tiempos difíciles. Pasó marzo y con él la posibilidad de una mudanza, adaptarse de nuevo a la vida sevillana, la búsqueda de ilusiones en lo cotidiano o más bien, el encuentro con el tiempo perdido. Los amigos que echo de menos y en los que pienso. Los hermanos. La familia. Cuando hay tormenta se ve quién es fuerte, quién solidario, quién amigo y generoso. Hace mucho que no me encuentro sola, que busco apoyos, que la vida me sostiene en movimientos elásticos y quiero no perder la poesía.

Me dirijo al convento de Santa Inés, con su compás recoleto, para ver la exposición de paisajes andaluces. La disfruto como si cada cuadro me hablara un poco, como si el pintor me contara historias. Habría que verla otra vez y se acaba este sábado. Sigo adelante y cojo el bus que me lleva directamente al barrio donde habito. La casa limpia. La tarde, a pesar de todo, acogedora. Y hace un año que empecé por estas páginas abiertas. Cuando pienso en ti el sol me sonríe a través de las nubes.

lunes, marzo 12, 2007

cometa y piscina...

La pista bordeaba la costa sinuosa hacia arriba y hacia abajo y yo montada en la bicicleta de la que me arrastraba en un peligroso e ignorante recorrido una cometa de figuras que se desplegaba en el cielo, zigzagueante... mi medio de transporte al trabajo que desaparecía y luego encontraba amarrada sin la rueda de atrás que se encontraba en un armario cerrado y otra pieza necesaria con la que iba a montar la bicicleta de nuevo para impulsarme de regreso con la cometa que desaparecía en el azul.

La casa inundada de agua después del sueño con el grifo de la cocina aún abierto, la casa que iba a abandonar en poco tiempo, podría incluso aprovechar para darme un chapuzón o llamar a los bomberos para achicar, las paredes húmedas de verdina que ya no arreglaría nunca más pues iba a venderla para mudarme... otra casa, una casa común, con una piscina de ambiente cálido de la que colgaban hamacas de siesta para niños pequeños donde una mujer cantaba nanas dulcemente. Cerca, otra piscina donde me iba a bañar sin traje de baño para hacer esos largos de agua templada junto a mi hermana que llevaba un bañador imposible y lleno de agujeritos.
Sueño que cambia todo, que la vida se licúa y tu canción de Los Secretos y te vuelvo a repetir que te quiero...

jueves, febrero 22, 2007

Hubo una vez...

Hubo una vez canción de primavera
- risa en otoño - lluvia de verano.

Como tus ojos pardos trinaban
en pos de los míos,
al son de la luz,
al ritmo del aire, ¡música!

Ahora vibra el planeta,
de colores vivos,
de piel translúcida, haciendo
chasquidos cada tarde.

Mis piés en equilibrio, raya
invisible atravesada, ida
en pos de tu espalda,
continente viajero.

No me llores cuando me vaya,
no lamentes el trueno,
piensa en los amantes
que bajo el firmamento danzan,
suspiran en torbellinos de mariposas.

Todo te doy, amor,
también la vida.

30-1-2007

martes, febrero 06, 2007

calma aquilatada

Sonrío. Estrecho mi mano en la tuya mientras corremos descalzos por la playa. Es un verano tardío, hace más de veinte años. Tú, tan delgado y ágil, juegas con el aire a ver quién es más veloz... yo, te sigo, enfocando mi vista hacia el sol que me llega a través de tu silueta en el atardecer. Caemos rendidos en la arena. El agua choca dulcemente sobre la orilla. Tengo tu cabeza sobre mis muslos y te acaricio el pelo. Sonríes y cierras los ojos mientras me aprietas la mano como si fuera a soltarme. Me inclino hacia ti y recojo tu cabeza bajo mi brazo. Así veo tu óvalo dulce y aprecio más ese gesto que amo. Nos contamos los sueños. En ellos aparecemos juntos, haciendo cosas inexplicables, fantasías que se arremolinan, juegos que vendrían sin pensar... queda tanto tiempo por delante que no sabemos que sucederá. Tampoco nos importa... se levanta algo de viento cuando se oculta el sol y vemos regresar un velero hacia puerto. Seguimos ese camino y nos lanzamos al agua para un último baño. Nado, nado, nado, con amplias brazadas y calma en mi vida. A pocos metros estás también nadando tú, vigilando por dónde trazo en el agua... queda poca gente en la playa. Cuando estemos en la casa, después de la ducha caliente tomaremos una cena reconfortante, nos abrazaremos en la noche sintiendo el aire limpio de la costa. Nada más dulce que sentir cerca tu abrazo. Como si lo hubiera tenido siempre y fuera gratis cada día. Sólo yo sé cuánto lo he soñado. Y aún, lo sueño.