miércoles, mayo 30, 2007
el hombre de mi sueño
El hombre de mi sueño viste un simple bañador y va directo a la piscina. Le veo delante de mí, voy con traje de chaqueta y me quito los zapatos para poder caminar sobre los charcos en las baldosas claras. Ha empezado la temporada de baño pero yo no estaba preparada. Venía de visitar un museo noble, tal vez privado pues la entrada costaba bastante. A través de los ventanales se veía un merendero de madera, con camareros ajetreados. Visitaba las salas majestuosas y al final estaba el club deportivo. Maravilla. Un museo con piscina. En el sueño me preguntaba los posibles daños que podría causar a las obras de arte el mantenimiento de las instalaciones deportivas, los gritos de la chiquillería cuando jugaban por el césped, cuando se tiraban a nadar. ¿ No era compatible? Por ello sería la elevada entrada que incluía un todo de deporte y arte. Se podría admirar la pintura mientras la vida real estaba al lado, la comida, los juegos, la naturaleza boscosa. Pero, y las humedades del riego, de la evaporación del agua durante el invierno, podrían suponer un problema de conservación a las obras de arte. Quise recuperar mis zapatos pero no los encontraba. El hombre de mi sueño es real y le gusta la idea de bailar salsa. Yo en cambio prefiero el hip hop. El abraza impetuoso la vida, es deportista, analista y razonable. Yo, sensitiva, rozo la existencia maravillándome en la mirada, bordeando la linea de su piel. El entra. Yo me deslizo. El misterio de la compatibilidad de los seres es difícil de comprender. Más allá de nuestro pensamiento existe algo inexplicable que une y separa, que enlaza y distancia. Algo fluido como el agua mezcla los diferentes cuerpos en el mismo medio. Hasta que se hiela. Y cuando hay calor, incluso flechas entre unos y otros, la distancia se acorta. Sólo el silencio acaba con el lazo maravilloso que supone convivir en paz. La interacción crea y la desunión destruye. Uno contrarios para que la vida parezca más bella y el resultado es único. Tú y yo, tan diferentes, gozando en el mismo tiempo. Perennes y mutables.
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