viernes, mayo 19, 2006

el amor y las flores enlazándose

El calor avisa que se acaba algo en estos meses... los zapatos cerrados, los colores oscuros, la piel casi virgen comienza a respirar al fin. En la bicicleta es más intensa la sensación del aire cálido, más agradable si cabe el pedaleo suave. Atravesar el parque y ver el suelo matizado de malva de la jacarandá y las buganvillas de color fucsia es un espectáculo hermosísimo. Desde marzo que empieza la rosa de pitiminí hasta junio que termina la floración de los árboles, es todo un continuo de flor... El azahar, los setos, los lilos, el arbol del amor... El amor y las flores enlazándose. El amor que sólo es un sueño desvanecido por los años. El amor que inspira poemas que se lleva el viento. Ensalzo el amor, como fuga y música intemporal, como algo inasible y mágico que nos rodea sin habitarnos, como algo bello que unifica los colores de la vida. Tal vez amor igual a juventud, igual a locura, igual a risa... Los lugares del amor, el tren del encuentro, el viaje hacia el amado, las noches inacabables, la felicidad que no cabe en el pecho, quién sabe por qué esta estación y este año me ha visitado el mensajero del amor. La espera, la dulce e inevitable ignorancia del futuro. Los mitos, los sueños, el oro con que nos viste alguna vez y después el olvido y la desnudez, para una vez más en un presente abierto amar a quien no conocemos ni vemos... Oculto y pleno, insondable y amplio, suena en mi oído todo el amor que viví y el que no he vivido para volver a creer y a pensar en ello, aunque me resista a creer y aunque piense que no existe ese amor y las flores enlazándose...

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