miércoles, octubre 18, 2006

hace casi veinte años...

Aún no había fijado mi vida, ni me había emparejado para formar una familia, en Madrid aún, o a punto de llegar a Sevilla... la foto que me has enviado hoy retrotrae a esos tiempos de cambio y de luz, llenos de energía, buscando un buen trabajo que nos hiciera estables, conociendo otra ciudad y otras gentes, nos vemos tan jóvenes en esas fotografías... tú pareces más delgado, guapo como no podía imaginar -de tal modo llenas cada resquicio de paraíso posible en la tierra- a veces lo hemos comentado, pues pocos kilómetros han separado nuestras vidas, apenas un centenar han dibujado una historia diferente para cada uno hasta que te pude ver esa tarde de verano, de calor inmenso... echo de menos tu vida anterior, tu rostro y ademanes, tus sueños y fatigas, como si en un suspiro se fuese todo el aliento de una vida, tal es el efecto de la fotografía, como un rayo que rasgara el tiempo y lo separara por un instante de mi otra vida distinta, para acercarme por un instante a la tuya, desconocida y cómo no, deseada. Soñaré un camino que no he recorrido a tu lado -en pocas horas te tendré tan cerca- los besos que no te dí y el abrazo jóven- podré dártelo pronto, un poco más maduro y todavía no cansado, los susurros que se pierden en esta noche llegarán a tu sueño, atravesando la escasa distancia que se empeña en seguir para seguir encontrándonos. Mi dulzura no cesa, mi deseo se aquilata, mis ojos no se cierran, como el mar que unía de algún modo la infancia y juventud que nos separaba, así mi corazón bate en olas y viento la misma costa y la misma atmósfera. La eterna e incomprensible canción de amor que nos agita, nos funde y hace agua... Vienes, te recupero, me sumerjo.

lunes, octubre 16, 2006

aprender a amar

Está cambiando el tiempo. Voy al trabajo en horario de tarde y me resulta familiar, acogedor. Como algo que viene solo, de tantos años aprendido. La costumbre nos fija a la realidad y lo inhabitual nos acelera a un cambio, hacia una adaptación donde juegan otros factores. Ahora aprendo a amar. No es nada sencillo -nadie me lo ha enseñado- y recapacito. Aprendo a cada paso el valor de cada momento. La memoria se desvanece ante lo nuevo. Le he enviado un sms algo poético y no pienso en guardar esas palabras. Algo parecido al galán de noche y el perfume de sus labios densos. Algo parecido a sus ojos y la pureza del aire que se ve desde la ventanilla del avión. Mis sensaciones de él se me quedan grabadas como testimonios de días que son nuevos e inhabituales. Su pupila que me acaricia tumbado de costado. La mano que me espera estando yo detrás. El abrazo que me estrecha como cuando era una niña pequeña y me espachurra. Las palabras que intercambiamos están empezando a nacer. De vez en cuando, como anoche, como esta tarde, se me acerca un pensamiento distinto: lo que sería de mi mundo personal sin que él estuviera, sin que él llamara o me abrazara más... el regalo de vida que me ha llegado en agosto desaparecido. Consigo imaginarlo y lo que recojo en mis manos es una vida mía probable y ciertamente apta. Apta para el arte -sin él- apta para la lectura -sin él- apta para el estudio y la escritura... sin él. Me viene a la mente una vida sin amor... sin deudas, como una balanza estática e inamovible. Nada más se movería en mi corazón. Ni un beso más sin amor. Cada vez que siento la inmensidad vital que nos mueve me doy cuenta de los valores cambiantes y de los objetivos por cumplir. Ahora no es así. Ahora sólo me queda aprender a amar.

lunes, octubre 09, 2006

resaltes de Italia...

De un viaje sentimental rescato pinceladas suaves e intensas distribuidas en la paleta antes de la acción:
  • la acogida llena de colores de Sissi y la expresión bellísima del hada Artemisia...
  • mi habitación en la Arcissa llena de libros hasta el techo y los colchones blandos sobre el suelo
  • la luz suave del norte que me acompañó en mi viaje hacia Roma... la estación bulliciosa central de Milan donde la gente va y viene de y hacia todas partes... las paradas en Bolonia, en Florencia (volver!)
  • las bromas de Letizia y la seriedad grave de Simone, los dos tan cariñosos y yo en deuda siempre,
  • la peregrinación hacia Villa Borghese y las esculturas palpitantes de Bernini, poderosamente sensuales
  • de nuevo al norte, llegar al pueblo de mi amigo Francesco, todo de noche, todo en silencio... y él allí
  • el inesperado y fabuloso abrazo de Mafalda -la madre- y de la pequeña Laura, tantos años después...
  • mis lágrimas cuando me separaba de ese pasado reencontrado y no elegido, compartido el sueño
  • mi cruce hacia el futuro en ese tren cisalpino, de nuevo a Como y hacia la visita de Mimmo.

La pintura está completa. Falta de nuevo volver y volver allí, donde tan sencillo es ser feliz entre ellos, con ellos... y no terminar de realizar ese cuadro, donde cada vez que me encuentro en él falta algún detalle para ser completo, pues no termino de profundizar en la extrema calidez y armonía que me procura. Hasta pronto, amigos de vida.

c'era una volta il paradiso

No acaba mi abrazo, ni mi risa, ni los días en que me ensueño en ti. Piernas entrelazadas que parecen hablar un lenguaje propio, nos miran desde el otro extremo del sofá. Caminan, pedalean, reposan en la playa, nadan en el mar... y se dejan limpiar amorosamente. El tacto y el olfato se desarrollan anímicamente, crecen como sentidos propios más que antes. Animalillos del campo fuera de la ciudad, correteamos por parajes ahora nuevos. Soñamos. Ya no nos agotamos, sin estar saciados. Tras Italia, desconocida, reencontrada, he vuelto y estabas de nuevo más aún. ¿Se puede más? Quisiera llegar más lejos, más fuerte y decidida. A ese otro lado donde la vida da la vuelta y se gira, donde el torbellino rodea de colores el alma más triste y la deja llena de vida para recomenzar. Y una vez pensé que nada de esto era ya posible, volver la vista y verte, chocarme contigo por el pasillo, el teléfono que suena, preparar un desayuno... la ausencia siempre cumplida todos estos años. Y hoy, ya no sé dónde estabas cuando te buscaba. Toda una vida cerca sin haberte encontrado. Como esa distribución de Poisson que me explicas mientras te miro incrédula. Existes. Apareciste. Ciao tesoro!